Mal de Parkinson
Autores: Personal de la coordinación de investigación y participación intercultural
La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo del cerebro, que provoca movimientos involuntarios o incontrolables, como temblores; además, rigidez y dificultad para mantener el equilibrio y la coordinación. Por lo general, los síntomas comienzan poco a poco y empeoran con el tiempo.Cuando se presenta el mal de Parkinson, las neuronas que producen dopamina mueren lentamente; sin la dopamina, que es un neurotransmisor muy importante en el Sistema Nervioso Central, las células que controlan el movimiento no pueden enviar mensajes apropiados a los músculos, esto hace difícil nuestro control sobre ellos. Este daño es generalmente lento, pero progresivo en el tiempo.
Una acción tan común como la de alimentarse, puede ser un evento muy complicado para un enfermo de Parkinson; el solo hecho de manejar los cubiertos, llevarse la comida a la boca, masticarla y tragarla puede llevar más tiempo que el habitual. Para hacer más sencillo el proceso, se puede cortar la comida del paciente, cocerla, hacer purés y facilitarle cubiertos o instrumentos que le permitan manejar con más seguridad los alimentos.
Existen comidas o componentes alimenticios que podrían tener efectos positivos en los pacientes de Parkinson, las habas o los guisantes parecen provocar mejoras debido a su contenido en levodopa, que en el cerebro, se convierte en dopamina; además, la vitamina C favorece la absorción de este principio activo.
Entre las complicaciones no motoras que aparecen, esta el deterioro del estado físico del afectado, entre ellas:
·El babeo.La persona mueve menos la boca, por lo que traga menos.
·La disfagia. Falta de coordinación en el acto de tragar.
·Cambios de peso inexplicables.
·Estreñimiento.
·Náuseas y vómitos.
Para mejorar este tipo de síntomas, hay que recurrir a la ayuda de fármacos que aumenten la estabilidad del afectado, e idear las formas de comer más fácilmente, como por ejemplo, usar espesantes para líquidos y así evitar posibles accesos de tos; suministrar alimentos de consistencia blanda y homogénea como el puré, papillas de cereales y otros, presentar porciones reducidas de alimentos en pequeños trozos, comer sentado mientras se inclina la cabeza hacia delante; además, ir muy despacio, para tratar de controlar mejor cada paso… 3 comidas principales y 2 secundarias al día, dadas las dificultades conocidas, es lo ideal.
Entre otras cosas es de vital importancia está la buena hidratación, ya que es común el exceso de sudoración que sufren muchos pacientes con Parkinson por el aumento del desgaste energético que supone una enfermedad como esta.
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