NUTRICIÓN Y ENVEJECIMIENTO.
Son varios los procesos patológicos típicos del anciano, que en ocasiones van acompañados de trastornos nutricionales importantes; en algunos de ellos, hay posibilidad de revertir la situación, mediante la dieta, cambios en el estilo de vida y uso adecuado de la medicación.
La población anciana aumenta vertiginosamente, cada vez es mayor
el número de ancianos que requieren atención personalizada para mantener un
estado nutricional y de salud adecuados.
Muchas de las enfermedades que aparecen en la vejez son resultado de trastornos ocurridos a lo largo de la vida, en los que la nutrición podría haber desempeñado un papel protector; la forma de envejecer se ve influenciada por la alimentación, y el envejecimiento en sí mismo, puede influir también en la manera de alimentarse. Es común la debilidad y la apatía en esta etapa de la vida, lo que puede generar un círculo vicioso que favorece el desarrollo de una condición determinada.
Un estado de nutrición adecuado contribuye positivamente al
mantenimiento de la función cardiovascular y musculoesquelética, así como a un
buen estado de salud y a una buena calidad de vida. El déficit nutricional
contribuye a aumentar la morbimortalidad asociada a numerosas enfermedades
crónicas y empeora el pronóstico de las enfermedades agudas, por lo que es
importante identificar a los pacientes con riesgo de malnutrición y establecer
medidas preventivas.
Hay un nutriente que desempeña un papel importantisimo en el
desarrollo de enfermedades en el correr de loa años y no es otro que la fibra
dietética. La ingesta de esta tiene relación directa con toda una serie de
enfermedades geriátricas, la obesidad, el estreñimiento, el cáncer de colon, la
patología hemorroidal, la diverticulosis, el síndrome del intestino irritable o
la hipoclorhidria pueden empeorar al restringirse el aporte de fibra. El aporte
mínimo de fibra diario para la población adulta debe situarse por encima de los
20 g/día. Para la población anciana este valor debe respetarse y a veces
incluso aumentarse en presencia de determinadas enfermedades.
Es de gran importancia el
consumo de frutas y verduras para garantizar un óptimo aporte de fibra (dos o más
veces al día).
En lo referente al deterioro cognitivo no ha sido firmemente
establecido el papel de la dieta, sin embargo hay algunos estudios que hablan
del posible papel preventivo que podrían tener oligoelementos como el cinc o el
selenio, y provitaminas como el betacaroteno, la vitamina A, E o C.
ORIENTACIÓN EN CASOS DE MALNUTRICIÓN
Es indispensable la visita al médico y al nutricionista para que
reduzcan algunos de los factores que provocan la malnutrición. A veces el
odontólogo también debe ayudar a facilitar la función de la masticación, que
puede estar muy deteriorada con la edad. Otras veces habrá que contactar con la
familia del enfermo o los servicios sociales con la finalidad de facilitar al
paciente medios para comprar, cocinar o solventar su dependencia.
ORIENTACIÓN DIETÉTICA
Dado que la nutrición es parte esencial de la terapia en caso de
desnutrición, la pauta dietética en estos casos estará dirigida al aumento del
consumo de alimentos de alto valor energético y de alimentos proteicos para
mantener o recuperar la masa magra. Deben evitarse los productos
descremados, light o
bajos en calorías, y aquellos alimentos que sacian y aportan escaso valor
nutritivo (ensaladas, caldos desgrasados o infusiones, entre otros). La
distribución de los alimentos en varias tomas, reduciendo así el volumen de
cada toma, también es una estrategia que hace más fácil el consumo de alimentos
a lo largo de todo el día.
El objetivo de la terapia nutricional es diseñar un menú
hipercalórico e hiperproteico para acelerar la recuperación. Dado que la falta
de apetito suele ser un síntoma frecuente en las personas desnutridas, hay que
plantear platos y aperitivos concentrados en calorías y que no exijan mucho
esfuerzo de masticación, deglución y digestión, algunas sugerencias son:
·
Añadir
a sopas, consomés, cremas y purés, queso rallado, leche entera y/o en polvo, nata o
crema de leche, legumbres, arroz, carne picada, embutidos troceados, huevo
batido y huevo duro troceado.
·
Mezclar los platos de verduras y las ensaladas con queso, huevo duro, mayonesa,
atún,
frutos secos, pasas, aceitunas, aguacate. Por ejemplo: pastel de espinacas con
piñones o de zanahorias y gambas.
·
Saltear las verduras y emplear sofritos,
bechamel, salsa rosa, tártara.
·
Las legumbres frías combinan muy bien con ensaladas de todo tipo y
algunas verduras. Elaborar platos únicos completos en caso de inapetencia, por ejemplo
lentejas con pequeñas albóndigas de carne, puré con pollo o pescado.
·
Enriquecer las bebidas o elaborar batidos concentrados: o con helado y frutos
secos, leche con cacao y yema de huevo, yogur y queso fresco batido.
·
Cuidar la presentación de los platos para favorecer que resulten
apetecibles y con una buena apariencia gastronómica.
ENFERMEDADES MÁS FRECUENTES EN PERSONAS DE EDAD AVANZADA Y FACTORES NUTRICIONALES RELACIONADOS.
Malnutrición:
calorías, proteínas, vitaminas y minerales
Obesidad:
calorías
Diarrea
y estreñimiento: vitaminas, minerales y fibra
Hipertensión:
minerales
Diabetes
mellitus: carbohidratos
Ateroesclerosis:
grasas, colesterol
Anemia:
vitaminas y minerales
Osteoporosis:
minerales, vitaminas, proteínas
Cirrosis
y alteraciones renales. etanol, minerales y vitaminas
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