Alimentación en
niños con autismo
Autores: Personal adscrito a la coordinación de
investigación
En
ocasiones, cuando el niño tiene alguna enfermedad o trastorno, una dieta equilibrada
no significa lo mismo para el que para un niño sano. Al igual que las
investigaciones en diferentes campos de la medicina que sugieren que limitar
los ciertos nutrientes o incrementar el consumo de otros puede mejorar la
sintomatología de ciertas enfermedades, en otras ocasiones, como el autismo o
la hiperactividad, puede ser necesario hacer otras modificaciones para
conseguir el efecto deseado.
Cualquier cambio en la dieta infantil de un niño indiferentemente que presente autismo o no debería ser vigilado y controlado por un profesional calificado, ya que pueden tener efectos secundarios, sobre todo mientras se consigue dar con la opción más apropiada, y más aún si no están adaptadas específicamente al niño.
Los padres o cuidadores de personas con Trastorno del
Espectro Autista (TEA), pasan por largos periodos de incertidumbre ya que estos
niños de apariencia común cursan con un desarrollo evolutivo diferente a los
demás niños, que se caracteriza por alteraciones en la interacción social, comunicación verbal, no verbal y la conducta,
tal y como establece el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales (DSM-V). Sumado a estas dificultades, estos niños también presentan
déficits en aspectos cognitivos, trastornos de integración sensorial y
alteraciones en la conducta alimentaria. Entre otros. (Palomo, R. 2013)
Los trastornos de alimentación en autismo aparecen con
manifestaciones variadas, pero presentan como factor común la hiperselectividad
alimenticia. Algunos niños autistas muestran desde los primeros meses de vida
problemas para ingerir las cantidades necesarias y en algunos casos aparecen
signos de intolerancia (vómitos y/o complicaciones intestinales), y estas
dificultades se acentúan cuando hay que cambiar el tipo de alimentación.
(Ventoso, M. 2000)
Estudios como el de Audisio, A. Laguzzi, J. Lavanda, I. y colaboradores (2013). Concluyen que La Dieta Libre de Gluten y Caseina (proteína de la leche), puede considerarse como efectiva para mejorar uno o más de los síntomas característicos del autismo. En general, una dieta libre de gluten y de caseína suele ser de gran ayuda para estos niños con autismo, aunque para observar resultados relevantes esta debe ser estricta y seguirse durante al menos 3 meses.
La caseína y el gluten por su estructura particular no pueden ser digeridas por completo en muchos niños con autismo (deficiencia enzimática), generando sustancias llamadas péptidos que pueden actuar como inductores hormonales y neurotransmisores (Higuera M. 2010).
Esta dieta no es fácil de seguir, ya que hay que evitar por completo ambos compuestos, no solo en la comida sino también en el ambiente, pero desde los años 80 hay numerosos estudios que apoyan esta restricción, muy beneficiosa a nivel neurológico, especialmente en aquellos niños dentro del espectro que manifiestan síntomas gastrointestinales.
Por su parte, es importante resaltar que sin
hacer grandes modificaciones dietéticas, podemos ayudar a estos niños siguiendo
las siguientes recomendaciones:
Evitar
el azúcar.
Hay suficiente evidencia científica para asegurar que el consumo de azúcar afecta el comportamiento de los niños, por lo que, si se elimina de la dieta, las variaciones en su comportamiento pueden disminuir de manera drástica. Las ocasiones especiales como los cumpleaños o las celebraciones familiares pueden ser complicadas, pero lo son menos si tanto los padres como el niño están preparados. A nadie le gusta que le señalen con el dedo, así que una alternativa puede ser llevar un bizcocho casero acorde a las necesidades de tu hijo o llevar un snack de emergencia en el bolso.
Mantén un diario detallado con la comida que consume
el niño y su comportamiento.
Si
detectas un cambio, puedes revisar el diario para ver si ha habido algún cambio
o el niño ha comido algo fuera de lo habitual. Conviene recordar que algunas
reacciones no son inmediatas por lo que es útil revisar las 72 horas previas a
la reacción para encontrar la causa. El diario puede servir también para
determinar qué alimentos son seguros para el pequeño, ya que cada niño es
diferente.
Mantén una rutina estricta de higiene.
Cualquier
traza de compuesto causante de reacciones en el niño es fácilmente ingerido si
está en sus manos, por lo que, cuanto más se lave las manos, más fácil es
tenerlos bajo control.
Otros problemas a considerar en la alimentación del
niño autista.
Otro tipo de
manifestación de las alteraciones alimentarias en los niños con autismo, se puede observar con el rechazo general de algunos
alimentos, así como la selectividad hacia ciertos sabores o texturas y estas
dificultades se acentúan cuando hay que cambiar el tipo de alimentación a
medida que el niño va creciendo. Muchos niños autistas superan todos los
intentos de las familias para introducir los alimentos sólidos y siguen tomando
exclusivamente purés o papillas a los 5 ó 6 años. (Ventoso, M. 2000).
Los responsables de la crianza, por su parte,
comienzan de forma lenta pero continua a presentar muestras de aumento de
niveles de ansiedad, ya que la comida constituye un pilar fundamental en el
cuidado de cualquier niño y por ende aparecen sentimientos encubiertos de
incompetencia y sensación de reto. En este punto, se debe conservar la calma y,
con paciencia y sentido común, alcanzaran con éxito la meta de que el niño tome
muchos de los alimentos que le van ofreciendo.
Se debe evitar por encima de todas las cosas el forzar
de forma aversiva al niño y en caso de observar algún retroceso en este aspecto
se puede optar por pedir ayuda profesional, ya que, algunos niños requieren de
un programa específico y muy estructurado, llevado a cabo por personas que
comprendan el funcionamiento psicológico subyacente y que “preparen” la
intervención de forma profesional y sensible.
Para conseguir los mejores resultados en la formación
y fortalecimientos y hábitos de alimentación en los niños con autismo se puede
seguir las siguientes recomendaciones:
Reconocer qué alimentos come el niño sin
problemas y la forma como los consume (textura,
utensilios, posiciones entre otros)
Crear una rutina y mantener constantes las
condiciones físicas del ambiente donde como el niño.
Hacer del tiempo de la comida una situación muy
gratificante para el niño.
Con mucha tranquilidad y sin forzar la situación se
harán pequeños cambios en la textura y sabor de los alimentos, combinados
siempre con alimentos que sean de preferencia del niño, comensando con pequeñas
cantidades y a medida que este vaya comiendo se aumentara las cantidades de
alimentos.
Elegir una situación totalmente nueva para ofrecer alimentos nuevos como la hora del bocadillo, un aperitivo, repartir golosinas, entre otros.
En líneas generales se puede seguir el siguiente esquema para presentar e introducir nuevos alimentos, sabores y texturas paulatinamente a los niños:
Comida preferida en formato preferido.
Alimentos de igual textura con sabor ligeramente
distinto.
Cambio de texturas: purés cada vez más espesos.
Puré espeso con una cucharada de alimento sólido
procesado con tenedor.
Puré de comida (legumbres suaves) procesado con
tenedor.
Puré al que se va añadiendo paulatinamente una
cucharadita de comida entera.
Alimento sólido en comida distinta: merienda o cena.
Introducción de segundos platos: croquetas, tortilla,
rebozados.
Variedad de texturas y sabores.
Es
importante evitar:
Ofrecer
información visual anticipada
Presentar la
cantidad total que creamos que se va a comer
Dar siempre de
postre algún alimento muy apetecible para el niño
Prestar
atención a que el niño no se moje ni se manche
Cambiar
de forma abrupta (platos, cucharas, manteles entre otros)
Evita
mezclar la comida
No “ofrecer” una
nueva cucharada hasta que no se haya tragado la anterior
No
Colocar a su alcance agua o los jugos
Cuidar
especialmente que las comidas estén apetitosas y con un estado de textura y
TEMPERATURA adecuadas
Finalmente es importante recalcar que, la nutrición
adecuada condiciona el desarrollo físico y cognitivo, pero las situaciones de
alimentación propician relaciones interpersonales intensas, ricas e importantes
en el desarrollo de todos los niños pequeños especialmente en aquellos con autismo,
por lo que es importante considerar los momentos de alimentación como tiempo de
intervención terapéutica en el que se va a “trabajar” sobre aspectos centrales
del desarrollo, no sólo por los aspectos de salud y crecimiento, sino porque
las situaciones de comidas son especialmente adecuadas para trabajar algunos
factores centrales en el desarrollo de programas de intervención con niños
autistas pequeños.
Referencias
Palomo.
R. (2013). Federación autismo Andalucía. Disponible en:
http://www.autismoandalucia.org/images/stories/pdf/DSM5_traducidos.pdf
Opazo, V. (2016) “Percepción del cuidador principal de personas con trastorno del espectro autista asistentes a aspaut, sobre sus hábitos de alimentación y habilidades motrices orofaciales, concepción, año 2016”. Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Desarrollo.
Ventoso,
M. (2000). Los problemas de alimentación en niños pequeños con autismo. breve
guía de intervención. Centro Leo Kanner. Asociación de Padres de Personas con
Autismo (APNA)
Higuera
M. Tratamientos Biológicos del Autismo y Dieta de Eliminación. Revista chilena
pediatría. 2010.
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